Tres Mares

El domingo 6 de junio amaneció inestable, con previsión de lluvia hacia el mediodía. A pesar de ello, cuando llegamos a Brañavieja lucía el sol por momentos entre grandes nubes. Era el Día del Medio Ambiente y queríamos aprovechar la marcha para denunciar el proyecto de instalación de cañones de nieve en la estación de esquí.

Iniciamos la ascensión hacia el Tres Mares por una zona relativamente conservada, en donde había la crecido la hierba con prontitud.

Pronto pasaríamos por las zonas peladas y allanadas por la maquinaria que acondiciona las pistas de esquí

 La pendiente en esta zona es fuerte y la ascensión resultaba más costosa debido a las piedras y tierra suelta, fácil presa de la erosión.

 Pasamos por un camino que se había agrandado con maquinaria pesada, descarnado el terreno.

Para el funcionamiento de los cañones de nieve está previsto construir tres enormes balsas para contener el agua; el resultado será una mayor impacto sobre el terreno, ya de por sí ampliamente modificado.

Las condiciones climáticas de la Cordillera Cantábrica, la escasa altitud, el propio cambio climático, son hechos incontestables que nos indican y demuestran que aquí no es razonable utilizar esa tecnología, pues supone enterrar nuevamente más de 9 millones de euros, necesarios para otras iniciativas más productivas en la comarca campurriana. En cambio, conservar la biodiversidad que existe en todos estos parajes, es una inversión de futuro.

 Nos asomamos al valle de Polaciones en un momento en que el sol lucía en lo alto, entre rendijas de nubes. La vista no pudo ser lo excelente de otras ocasiones, pues apenas se vislumbraban las brañas.

Casi no se podía ver el Pico

Continuamos ascendiendo para acercarnos al Tres Martes, pasado de nuevo por otra zona intensamente modificada por maquinaria pesada.


 La vista hacia Campoo estaba dominada por los accesos y las laderas erosionadas de las pistas de esquí.

Fuimos ascendiendo cada cual a su ritmo, con pequeños descansos que nos permitían disfrutar del paisaje de Polaciones.

 Las crestas estaban preciosas; no podíamos ver más allá por las nubes.

Nos fotografiamos con unos carteles denunciando el proyecto de construcción de los cañones de esquí.
 No estuvimos mucho en lo alto, pues queríamos descender rápidamente para evitar ser presa de los pronósticos de lluvia.

 Nos despedimos de las altura e iniciamos el descenso.

Para hacerlo más rápido seguimos casi una línea recta, dejando los senderos más transitables.

 Me llamaron la atención estas rocas, con los estratos tan marcados.
 
Hicimos una breve parada para recordar la poca nieve que aún permanecía en algún pequeño nevero.

Casi sin arrancar los coches para la vuelta, unas nubes descargaron abundante lluvia. Buscamos un lugar para comer y cerrar el día, pero sólo dejo de llover a la altura de Fontibre, donde ocupamos una mesa. Poco duró la alegría,... la lluvia nos acompañó en los postres.

¡Hasta la próxima!

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