De Fuente del Chivo a Valdecebollas


El domingo 25 de octubre, unas 80 personas realizamos el recorrido entre la Fuente del Chivo, en Alto Campóo, hasta Golobar, cerca de Brañosera.

La convocatoria partió de la Semana de Ecología del Barrio Covadonga, organizada por la Asociación de Vecinos Besaya, el grupo Scout y Ecologistas en Acción Cantabria. Fue el colofón a toda una semana de actividades: charlas, coloquios, documental y exposición.

Comenzamos la marcha a las 10:30 horas, con una niebla que apenas permitía cierta visibilidad cuando nos dejaron los dos autobuses en el aparcamiento.

Nada más comenzar a ascender hacia el Tres Mares, la niebla se despejó.

Seguimos descendiendo hacia el Crestón, por debajo del Pico Tres Mares, en fila india, pues el sendero es estrecho y hay que tener cuidado. Afortunadamente, la poca nieve que había caído a media semana, con los calores del viento sur, había desaparecido.


El mar de nubes apenas nos dejaba ver el paisaje. A estas alturas se podía ver a lo lejos Peña Sagra.


Como éramos muchas personas, el ritmo era distinto y hubo que hacer más de una parada para reagruparnos. En ésta nos encontramos debajo del Tres Mares, en el valle de La Pernía.


Seguimos la ruta faldeando bajo toda la sierra de Hijar.


Vimos varios rebaños de rebecos que permanecían atentos a nuestro paseo.


Hicimos un alto en el camino para comer hacia las 14:00 horas en una zona en donde pudimos disfrutar de los rayos de sol. Nos encontramos en el valle de La Pernía, desde el cordal de Cotomañinos hasta el collado Canalejas.


Desde lo alto se veía Santa María de los Redondos, que apenas se dejaba ver bajo las nubes.


Desde La Pernía también se podía ver el sumidero que más abajo alimenta el nacimiento del Pisuerga.


En La Pernía subiendo hacia el Valdecebollas disfrutamos de una impresionante vista al fondo del cordal entre Curavacas y Peña Prieta.

Una pequeña parte del grupo se animó a subir al Valdecebollas, mientras el resto se agrupaba antes de descender hacia Golobar.

Bajando hacia Golobar pudimos ver la escasa nieve que había aguantado los calores del viento sur. Los más juguetones (Mate y Carli) lanzaron unas bolas al grupo.

La marcha había durado unas siete horas con la parada para comer. Las nubes bajas y la niebla en algunas partes del recorrido restaron sin duda alicientes para esta excelente marcha. Algunas personas notaron el cansancio para ser la primera salida del otoño.

¡Hasta la próxima!