Después de dejar unos coches en Casavega para mover a conductores, nos adentramos por el primer bosque de hayas. El suelo estaba húmedo de la nieve y de la lluvia caída semanas atrás.
Pronto pudimos comprobar que íbamos a disfrutar de un excelente día soleado y con buena temperatura. Esa no fue la única sopresa. Estamos recorriendo el Collado de Sobrepeñas. Al fondo los Picos.
Atravesamos otro hayedo con el suelo lleno de hojas y el camino embarrado, donde algunos hundimos nuestras botas en el barro.
Pronto subimos una pendiente llena de nieve que aprovecharon los más jóvenes para jugar y lanzar bolas.
Esta vez acudieron sólo cinco jóvenes de los Scouts con sus dos monitores. No pararon de jugar en casi todo el camino, menos a la hora de comer en la Majada de los Cuéneres.
Ascendimos de nuevo otro tramo por un camino amplio desde Los Cuéneres hacia el Collado de Vistrio. En el fondo nevado se puede ver Peña Labra, Tres Mares y Cuchillón.
En esta ocasión el már de nubes era más impresionante que en el mirador de Piedrasluengas. Desde el Collado de Vistrio (1.469 m.), al fonde se puede ver Picos de Europa. De izquierda a derecha: Friero, Llambrión, Peña Vieja y Macizo Oriental de los Picos con el Pico Cortés y Morra de Lechugales.
Comenzamos a descender hacia Casavega rodeados de cimas nevadas y con el sol imponente. Se puede ver el Bistruey (2001 m.), Puertos de Pineda, Corcina (1.868 m.), Camponuera y Peña Cigal con su forma de bandera.
En dos zonas vimos huellas de osos bastante recientes que motivaron nuestra parada y el consiguiente disparo de cámaras fotográficas.
Cerca de Casavega atravesamos un brezal comentando el buen día que habíamos disfrutado. Llegamos por Sierra de Albas a la pista que une Caloca con Casavegas. Era la tercera marcha en poco más de un mes y el tiempo había estado de nuestro lado.
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