Pronto iniciamos la marcha por la playa de Merón que ya estaba con la marea a medio ascenso.
Paramos un momento para ver un alcatraz muerto en medio de la arena. Todavía se conservaba con el plumaje prácticamente completo.
El avance de la marea nos impidió atravesar todo el arenal de Merón y tuvimos que ascender por una pradería sin tocar la arena de la parte más próxima a Gerra, donde tres surfistas se movía entre las olas.
Nos asomamos al acantilado desde donde disfrutaba de la vista de toda la playa de Merón, con la cordillera nevada al fondo. A partir de ahí subimos desde el trozo de playa llamado Gerra, por Peñaentera, en Gerruca, Cabo de Oyambre.
A partir de allí recorrimos la zona más agreste del Cabo de Oyambre, con subidas y bajadas constantes.
De vez en cuando hacíamos una parada para disfurtar del oleaje, de las aves marinas y del paisaje.
En algunas zonas se podía apreciar todavía restos de chapapote que la mar no había podido retirar. Durante el recorrido recordamos las intensas jornadas de limpieza que llevamos a cabo durante los fines de semana de seis meses con motivo del desastre del Prestige, precisamente en esta marcha en la que recordábamos su sexto aniversario.
Desde el Cabo de Oyambre tuvimos que recorrer las praderías que daban acceso a la playa que, en su parte occidental estaba llena de surfistas que a duras penas lograban coger alguna ola fuerte.
A las dos del mediodía llegamos a la playa y sacamos la comida y bebida para recuperar fuerzas.
A las dos del mediodía llegamos a la playa y sacamos la comida y bebida para recuperar fuerzas.
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