El domingo 6 de junio nos decidimos a subir a EL PAISANU, a pesar de la suave lluvia que caía. Las nubes estaban bajas, pero no había amenaza de chubascos intensos. En la cima había una mezcla de nubes y niebla que no nos dejó ver los estupendos paisajes que en un día despejado hubiéramos contemplado. Posamos sonrientes a pesar de la suave lluvia que nos acompañó en el tramo final.
La partida desde ALEVIA fue intensa, pues nada más abandonar el pueblo hay que tomar una pista hormigonada con mucha pendiente.
Enseguida cogimos altura y ya se podía ver los tejados de ALEVIA, pues las nubes impedían levantar la vista.
Continuamos el intenso ascenso y nos dimos un respiro para ver el paisaje. A esta altura ya las nubes estaban más altas, pero de todos modos no podíamos ver el mar que a lo lejos se encontraba.
Según se asciende se pasa por una zona minera abandonada. Quedan restos de maquinaria, rampas, bocaminas,... huellas de la actividad minera del siglo pasado.
Josema nos comentó la historia minera del lugar mientras nos hacíamos un nuevo alto en el camino.
Esta vaguada era la antesala del breve ascenso a EL PAISANU y por ella teníamos que movernos.
Al fondo se encuentra la cima de EL PAISANU, pero antes atravesamos prados con paredes bien conservadas y ganado pastando.
En el inicio del ascenso comenzó a llover y apenas estuvimos un minuto en la cima para hacernos la foto. Decidimos descender para buscar una zona en la que comer alejados de la lluvia. No había asientos cómodos, pero pudimos pasar un rato agradable degustando nuestros manjares y el sol nos saludó brevemente.
Volvimos a ALEVIA por un camino distinto para recorrer otro terreno. Aunque la bajada era muy pendiente, el zig-zag reducía la dificultad. De nuevo las nubes bajas impedía disfrutar del paisaje.
Como no podíamos mirar al frente aprovechamos para disfrutar de las flores que veíamos por el camino.
Ya en ALEVIA pudimos ver el río DEVA a su paso por PANES, desde un mirador privilegiado.
Y ¡cómo no!, repusimos líquidos en el bar de ALEVIA. Javier escanció una sidra para hacer honor a su tierra. ¡HASTA LA PRÓXIMA!
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