El domingo 21 de febrero teníamos previsto hacer un recorrido con raquetas de nieve, pues había caído abundantemente durante las semanas anteriores. Quedamos en Torrelavega, en el pabellón La Habana Vieja, para escoger mejor la ruta. Josema y Pilar habían estado el día anterior en San Miguel de Aguayo, con mucha nieve y con un día excelente. Nos enseñaros fotos y nos animamos sin esfuerzo.
El día amaneció nublado, pero al menos no llovía. Nos acomodamos el grupo de diez en los coches y partimos hacia el Valle de Iguña y de Aguayo.
Apenas iniciamos la subida comenzó a chispear aguanieve. Nos tapamos bien y para arriba.
En un momento cogimos altura y pudimos ver la localidad de San Miguel de Aguayo (835 m.), donde habíamos dejado los coches. Las nubes estaban bajas y seguían descargando aguanieve, pero no dificultaba nuestra marcha.
Un ejemplar de espino albar nos ofreció su belleza cuando pasamos junto a él. Pero a partir de ahí se acabó la paz. Según nos íbamos acercando a la cima del Otero (1.250 m.) arreciaba el viento sur, acompañado de una fuerte ceñisca que dificultaba la marcha y la vista. Yo me tuve que quitar las gafas porque no podía ver nada entre el baho y el aguanieve
Fue una media hora de sufrimiento, pero cuando llegamos al bosque de hayas de Los Borcos la cosa cambió. Paró el viento y la precipitación y ya pudimos disfrutar de una fuerte bajada, acompañada de caídas y resbalones en nieve algodonosa, rodeados de lindas hayas. Como la pendiente era muy fuerte algunos decidimos quitarnos las raquetas y bajas dando saltos y tumbos.
A resguardo del viento, entre hayas, el resto del camino de vuelta a San Miguel Aguayo fue agradable.