Orbaneja del Castillo y El Tobazo



El domingo 21 de marzo, unas treinta personas, disfrutamos de un recorrido circular por los Cañones del Ebro, con salida y llegada en Orbaneja del Castillo. En Cantabria el día estaba desapacible, nublado y con lluvia, pero en el norte de Burgos el tiempo mejoró e incluso salió el sol pasado el mediodía.

Gracias a Chema podemos ver el recorrido que realizamos durante unas 6 horas, incluida la breve parada de la comida. Durante la mañana seguimos el curso del río Ebro hasta El Tobazo y Villaescusa, para después subir al páramo para volver a Orbaneja.

El sendero junto al río estaba húmedo pero llano y con buen firme. Aquí podemos ver uno de los molinos con su presa en primer plano.


El sendero en algunos tramos se separaba de la orilla pero resultaba muy agradable... encajonados entre los muros del Cañón. Destacaban en el sendero unas hayas de buen porte.

Enseguida llegamos a El Tobazo. Vemos la cascada que por donde se vertía el agua al róo Ebro.


Tuvimos que ascender unos minutos hasta la surgencia; algunos con mucha calma; el suelo estaba resbaladizo y hubo varias caídas leves que modificaron el color de los pantalones.


Aunque no se apreciaba apenas el agua por la toba, el musgo le daba un encanto especial.


Nos adentramos hasta la cueva donde brotaba la surgencia.


Nada más brotar el agua del interior de la cueva se inicia la formación de la toba creando nuevas formas por donde avanza el agua, en medio de vegetación.


Cerca se encuentran tres cuevas eremitas de la Alta Edad Media, en donde penetramos para verlas.


Como había mucha humedad y una explotación ganadera, la llegada a Villaescusa estuvo algo accidentada por el barro y los alambres que tuvimos que sortear.

Nada más atravesar Villaescusa y el río Ebro comenzamos la subida al Páramo de Bricia. Teníamos que juntos porque el sendero no estaba señalizado y era fácil perderse del grupo. Los rezagados, al ponerse ropa de lluvia para defenderse de las pequeñas gotas que cayeron, se quedaron atrás y hubo que parar para agruparse.


Teníamos ya hambre y no parecía llegar el momento de la parada, pues la lluvia, aunque escasa, continuó cayendo unos 20 minutos. Por fin la avanzadilla encontró acomodo junto a unas rocas y repusimos fuerzas. Por miedo a que la lluvia amenazara de nuevo Josema nos metió prisa y reanudamos la marcha.


Afortunadamente las nubes fueron desapareciendo y hasta salió el sol. En medio del camino apareció una cabaña con dujos ya vacíos. Merecía la pena verlos incrustados en la pared y bien defendidos de las inclemencias del tiempo.


Tuvimos la suerte de que nos acompañara una geógrafa que había hecho su tesis sobre toda esta zona de los Cañones del Ebro y nos comentó la vida de sus habitantes decenas de años atrás, antes de la emigración y del abandono de las mieses para el cultivo del cereal.


Estos chozos eran utilizados para guardar la herramienta, pues Orbaneja estaba lejos. Varias decenas de estas edificaciones, algunas todavía en buen estado, son testigos de la intensa actividad agrícola de la primera mitad del siglo XX, en una zona con unas condiciones de trabajo muy extremas: frío en invierno, calor en verano y viento casi todo el año, así como un suelo poco fértil.


Ahí se puede ver el camino de acceso desde Orbaneja del Castillo a la zona cultivable, hoy sólo ocupada por ganado extensivo. Al fondo se aprecia el Cañón del Ebro al que se accede desde el Páramo de Bricia por un amplio sendero que era utilizado por los carros de ganado, aunque con un fuerte desnivel.


Desde la parte superior del Páramo se puede ver el núcleo de Orbaneja del Castillo, en una terraza del mismo Cañón del Ebro.


En medio del pueblo esta cascada nos dice que hemos tenido un invierno con lluvia abundante, aunque el molino (antigua central eléctrica) ya no funciona.


Aquí podemos ver el desnivel del recorrido de unos 15 kilómetros que realizamos. Antes de volver a nuestras localidades, descansamos en una terraza del pueblo con cañas, refrescos y cafés.

¡Hasta después de las vacaciones de semana santa!

Orbaneja del Castillo-El Tobazo


RECORRIDOS POR LA NATURALEZA
Orbaneja del Castillo-El Tobazo-Villaescusa-Orbaneja
Domingo 21 de Marzo
10 de la mañana en punto
 
Vamos a recorrer un tramo (GR-99) de Orbaneja a Villaescusa.

Cruzamos el puente de Orbaneja del Castillo (680 m), para subir el río por su margen izquierda, con los desplomes del páramo de la Lora, llamados del Castillo. Los páramos han sido erosionados por las aguas labrando estos cañones del Ebro. Aquí hay buitres leonados, águilas reales y calzadas, alimoches, alondras dupont, aviones roqueros, jabalí, lobo, nutria, martín pescador,… Hay un variado bosque de ribera con encinas, robles, hayas, chopos, avellanos, pinos, tejos… y entramos un poco en Cantabria.

Entre las calizas del Cretácico Superior que forman el páramo está la cueva de  la surgencia kárstica (4 km.) del Tobazo (810 m.), en piedra toba, que en época de lluvia forma una gran cascada. Además hay 3 cuevas eremíticas  de la Alta Edad Media (s. VIII-X). Cruzamos el río por Villaescusa de Ebro (688 m.) y subimos al páramo de Bricia. Sorteando los pinares, nos encaminamos hacia los chozos de Estilla en las eras de Orbaneja del Castillo y por una calzada bajaremos al pueblo (720 m.) donde está la surgencia de la Cueva del Agua, que divide en Villa y Puebla y se precipita en cascada hasta el río Ebro. Aquí convivieron mozárabes, judios y Templarios. 

Tiempo estimado: 4 horas.
 
PUNTO DE ENCUENTRO:  Orbaneja del Castillo a las 10:00h.
Desde Santander por la carretera nacional de Burgos se tarda 80 minutos.

Pasamos por Cabaña de Virtus, puerto de Carrales, cruce Escalada, Orbaneja del Castillo. Hay aparcamiento pasando la cascada. Material necesario: Botas, ropa de abrigo de repuesto, chubasquero, bocata y agua, cámara de fotos… Ir preparados para 15 km.

Nos vemos en Orbaneja del Castillo (Burgos).

Ecologistas en Acción Cantabria

Las Marismas de Santoña



El Domingo 28 de febrero acudimos unas cincuenta personas a las Marismas de Santoña a realizar un nuevo recorrido aprovechando la marea muy baja que nos ofrecía mucho terreno libre para nuestro paseo. Una vez más Francisco ejercía de guía, esta vez acompañado por un mariscador amigo. Se necesita ayuda para andar por la marisma, cuando se aparta el agua y queda el lodo. Amaneció un día excelente después de que la "ciclogénesis explosiva" nos metiera miedo en el cuerpo el día anterior.

Nos habíamos concentrado en la localidad de Cicero para iniciar el recorrido y nos acercamos hasta el mismo borde de la marisma, en una zona que apenas unas horas antes estaba ocupado por el agua.


Francisco nos introdujo brevemente en la actividad y nos presentó a Jesús, el mariscador. Antes nos pusimos las katiuskas para adentrarnos en el lodo y el agua.


Enseguida iniciamos el paseo siguiendo las instrucciones de los guías, pisando sobre los pequeños cursos de agua que quedaban en la bajamar. Como decían los guías, por la "autopista". Nos aconsejaron seguir la fila sin salirnos a los lados para no hundirnos en el lodo.

En algunos momentos algunas personas precisaron de ayuda para salir del lodazal o para adentrarnos en la marisma, pero sin mayor problema.

Jesús nos enseñó cómo cogen los muergos: se busca una pequeño agujero con forma de cerradura antigua y se echa sal para que salga a la superficie.


En la primera ocasión hubo suerte y salió pasados unos segundos.


Ahí teneís la muestra después de lavarle en el agua marina.


A partir de la primera muestra nos repartimos en varios pequeños grupos para probar suerte y en algunas ocasiones se obtuvo premio, aunque escaso. Otros preferimos ver otra fauna, como este cámbaro con patas de distinto tamaño.


O ver unos cangrejos ermitaños que habían encontrado una nueva casa.


Luis se aventuró a un lado y marcaba un buen lugar para pescar.


Pero al intentar moverse comprobó que se había metido mucho y sólo pudo salir del fango con la inestimable ayuda de Francisco y de su hijo Raúl. No sería la única vez que tuvieran que echar una mano.


Más tarde, Jesús nos enseñó como se cogen las almejas, de variado tipo o clase.

Aquí podéis ver una muestra. Soy incapaz de distinguir las especies y me limito a exponerlas.


Cuando dimos la vuelta para salir a tierra firme nos dimos cuenta de que la marea había subido más rápidamente de lo aconsejable. Aunque los guías nos aconsejaron atravesar el agua para evitar el lodo, la mayoría optó por seguir por la orilla y evitar la mojadura, pues la altura de las katiuskas no nos permitía eludir la mojadura. El agua estaba fresca e inundó las botas,... pero salimos pronto a zona más firme.


La mayoría optó por seguir por la orilla y ahí vino el atasco. El lodo era espeso y la caravana se clavó en él. Trabajo a destajo para los guías y poco a poco fuimos agrupándonos en zona más firme. Nos embadurnamos bien...


Ya en tierra firme nos tuvimos que limpiar las katiuskas y cambiarnos de ropa, quien tuviera de repuesto. Hubo intercambio de ropas, especialmente de calcetines.


A continuación fuimos a visitar un vivero de marisco, unas instalaciones acondicionadas en unos bajos de unas viviendas. ¡Qué almejas!

Como había mucho trabajo en la fábrica de pescado, nos aconsejaron no acudir y nos dirigimos a comer, no sin antes pasar por Escalante para tomar unas cañas y otras bebidas.


El lugar de la comida estaba en un lugar privilegiado, en un alto desde donde se veía la Marisma, con Santoña, el Dueso, el Buciero y Berria al fondo. Aprovechamos para hacernos una foto del grupo.

 
Dimos un pequeño paseo por la zona para ver el otro lado de la Marisma.

Habíamos escogido darnos un paseo por el Centro de Interpretación de la Reserva Natural, ubicado en el puerto de Santoña. Como era tarde y se había levantado un viento fresco optamos algunos por volver para casa, mientras el grueso del grupo daba paseos para ver aves. 

Pilló a un cisne fotogénico y no me he resistido a colgarle en el blog como despedida.